Jueves 1 de febrero 2007. 7ºpiso. D.F.
Eugenio Toussaint / 7º Piso
Jueves 1º de febrero 2007
Es la segunda vez que escucho en vivo a Eugenio con los impresionantes músicos que complementan su trio: el maestro Agustín Bernal al contrabajo y el joven Gabriel Puentes a la batería. Su propuesta es realmente interesante, un trabajo que merece todo el apoyo de las instituciones culturales del país y más.
El jueves, Eugenio y compañía fueron los encargados de inaugurar el primer ciclo de jazz del 7ºpiso, un lugar elevado en el centro de la capital del país y que amplía su oferta en vivo explorando las veredas de la escena jazzística nacional.
Como siempre, Eugenio ofreció su muy particular técnica de improvisación, esa que le valió varios reconocimientos con su proyecto familiar Sacbé, y sus acompañantes saben que hay un límite protagónico cuando en el banquillo se encuentra el señor Toussaint.
Un setlist sobrio, con los clásicos experimentos de Eugenio y a ratos la libertad absoluta en conversaciones bastante interesantes y bien logradas. El lugar realmente no se presta para la meticulosidad musical, la esencia concertística presente en muchas composiciones de Toussaint, pues es amplio, y las notas de repente se pierden entre el eterno murmullo de la ciudad y los ruidos de esos indoctos que siguen creyendo que el jazz es la música de fondo perfecta para cualquier conversación…
El pianista mexicano agradeció, casi al mismo tiempo que todos los amantes del jazz, que los dueños de bares y escenarios llamados alternativos den oportunidad al jazz nacional de multiplicar sus ventanas al público. Así no sólo contribuyen a su difusión, también provocan interés en aquellos habituados a esos lugares por el rock u otros géneros.
El jazz mexicano es un punto de encuentro generacional. El jazz mexicano rebosa de figuras musicales endémicas y fusiones que enfrentan la disciplina del jazz estricto y la diversión de los nuevos híbridos eléctricomerciales. Entonces en un mismo ciclo de conciertos (el caso del aquí referido) podemos disfrutar de las estrictas figuras de Eugenio Toussaint, el delicioso jazz vocal del Penguin Bop (8 feb), la fresca guitarra de Eduardo Piastro (15 feb) o el inquietante paraíso que es la música del contrabajista Israel Cupich (22 feb).
Hay buenas razones para darse una vuelta por el Séptimo Piso y obviamente hay que mencionar que el lugar se abre a la síncopa sin las pretensiones de otros bares: no es necesario gastar mucho dinero para pasarla bien. El cover es bastante cómodo (50 pesos) e incluye una cerveza y la carta es, de verdad, muy barata (más si la comparamos con los tradicionales lugares dedicados al jazz).
Así que, si no tienen otra cosa importante que hacer los jueves de febrero, el Ciclo de Jazz del 7ºpiso es la opción para apoyar la creación espontánea que es el jazz mexicano… esperemos pues que los recintos se multipliquen y que los responsables de la administración cultural procuren expandir la mancha a la provincia.
(La semana que entra les cuento qué pasó con el Penguin Bop)
en El Rincón ahora suena: Sarcacid pt 1 del aventurado Tom Jenkinson, cerebro y máquina, alter ego de Squarepusher. Incluída en la recopilación Burnin'n Tree del 97. Si lo suyo es el recorrido jazzero por el sendero de la electrónica, aquí encontrarán un tremendo solo de bajo, muchos cambios de ritmos y un uso vertiginoso de las cajas de ritmos, loops y demás. Obviamente no esperen beats para bailar artísticamente... Esto es elegancia, ja ja.
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