11.16.2006

¿...?

Cuando terminé de redactar:

" Sin embargo, muy rara vez se consideran las reacciones de abstinencia a drogas legales; al contrario, el hombre de la calle vive tranquilo pensando que lo pavoroso es el “mono” del adicto a opiáceos. "

un enorme alivio invadió saltó de mi interior al mundo en forma de un gigantesco ¿...?

no hay preguntas que hacer, simplemente, una parte de mí ha terminado de algún modo...

Por primera vez no sé lo que me espera en los próximos seis meses. Antes, de perdidad, tenía seguro volverme a inscribir al semestre.

El perder la frase: "Tengo tarea" o "un trabajo que entregar", me ha golpeado seriamente en algún lugar de mi interior. Este texto adquiere otros tintes melodramáticos y de pronto mi recámara entera huele a madera vieja de iglesia mientras de las bocinas de mi computadora el majestuoso Estonian Philharmonic Chamber Choir, dirigido por el maestro Tönu Kaljuste, ejecuta la Oda VI del impresionante, repleto de paz, luminoso Kanon Pokajanen del ilustre ángel estonio, señor de espíritu rebosante y mirada celestial, Arvo Pärt.

He puesto punto final a lo que, para completar el noveno y último semestre de mi carrera, tengo que entregar como Proyecto Final de Investigación, antesala directa de mi querida Tesis, dedicada en contenido a una de mis pasiones que no es el jazz ni el metal: las drogas.

...pero no piensen mal...

De alguna forma, se han acabado los pretextos para no leer, para no poner atención a los discos que escucho, para beber cerveza los fines de semana...

Aquí no termina todo, hay más en el horizonte, lo sé, eso me enseñó mi padre que a los 59 años sigue estudiando y sorprendiéndose al encontrar cosas nuevas.

Ya no tengo tarea que hacer ni trabajos que entregar.

qué shock






Por eso, yo festejo y me me muevo a Monterrey a agitar mi cabeza 14 horas contínuas y ver si de algún modo, olvido un poco el shock pre-graduación.

No hay comentarios.: