Ya lejos del ajetreo de las fiestas decembrinas y el crudo despertar del 2007, he aquí algunas recomendaciones para iniciar el año como se debe: feliz y con una actitud despreocupada para con la cuesta de enero(juar juar)…
Para empezar, yo estoy muy lejos de considerarme un fanático de los Beatles. Conozco su música, la disfruto… incluso podría asegurar que Don’t let me down es una de mis rolas favoritas. Tengo muy buenos recuerdos de la primaria con Yellow Submarine (un lunes, cantando mientras otros compañeritos navegaban un submarino unidimensional a través de un océano simulado en el patio del colegio) y supongo que jamás olvidaré la primera vez que escuché Lucy in the Sky with Diamonds y la truculenta historia que la miss Febe nos contó acerca de la terrible sustancia con la que experimentaban los ingleses.
Como sea. A pesar de las decenas de sencillos de 45rpm que tenía mi abuelo en su colección (la cual ya pasó a mejores manos y oídos), de los acetatos y la contundente repetición matutina del Revolver mientras mi tía hacía las labores domésticas, los Beatles no me calaron tan hondo como a muchos.
Conforme fui creciendo, otras notas nutrieron mis oídos. Otros mundos musicales y formas se apoderaron de mi ser y el rock de los de Liverpool simplemente pasó a un cajón más de mi cerebro.
Pocas veces los saqué de ahí: una, cuando conocí en vivo la terrible sustancia que, asegún la miss Febe, inspiró Lucia en el Cielo con Diamantes y alguna otra cuando en
Restless 2006
En fin. Hace poco menos de tres meses, el sello Restless lanzó al mercado Butchering the Beatles: A headbashing tribute. Lo adquirí en noviembre con el mero afán de tenerlo y que figurara en mis arcas. O sea, ni lo escuché.
Pero hacia finales de diciembre, al revisar la carátula posterior del disco, inmediatamente fue a dar a mi maltrecho reproductor. Es que los créditos que incluyen a Alice Cooper, Steve Vai, Lemmy Kilmister, Billy Idol, Yngwie Malmsteen, Billy Gibbons (entre otros) son, simplemente, irresistibles.
Así pues, me encontré frente a uno de los mejores all-star tributes que he escuchado.
Para empezar, chequen la calidad del combo que abre la recopilación con Hey Bulldog: la leyenda Alice Cooper cantando, el virtuosismo guitarrero de nada más y nada menos que Steve Vai, el bajo nostálgico de Duff McKagen (ajá, el de Guns ‘n Roses) y la batería, directa de Mötorhead, a cargo de Mikkey Dee.
De eso se trata el disco. Versiones respetuosas, un verdadero tributo… cargado de guitarras roqueras y solos vertiginosos, como el de Yngwie Malmsteen en Magical Mystery Tour y el roquerísimo del Mötorhead Phil Campbell en la buenérrima versión de I saw her standing there, con ¡John Corabi! en las vocales, C. C. Deville de Poison en la guitarra, el bajero de Jane’s Addiction, Chris Chaney, y Kenny Aronoff en la batería.
Otra banda de ensueño, es la que ejecuta Taxman: El vocal de King’s X, Doug Pinnick; la guitarra mágica de Steve Lukather (ese de Toto y colaborador de Niacin), el bajo del maese Tony Levin y los tambores de Steve Ferrone (colaborador, ahí nomás, de Eric Clapton y Tom Petty).
Todas las versiones son excelentes (con excepción de Hey Jude, que deja algo que desear de Ripper Owens). Escuchar a Lemmy Kilmister cantar Back to the USSR, a Jeoff Tate Lucy in the Sky with Diamonds y a Billy Gibbons Revolution es, de verdad, bastante interesante… además de infinitamente divertido.
Un excelente tributo. Un excelente disco para recordar rolas de la infancia y para mover la cabeza y pasar un buen rato. Un disco, como dicen, para ir manejando el auto a velocidades vertiginosas por un boulevard…de preferencia en la noche y con la mano de una nena sobre tu pierna mientras aceleras…
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